lunes, 4 de octubre de 2010

Historias de una guardia: La soledad

Y, ¿qué hice este fin de semana? Pues sí, estuve de guardia, llego ahora a casa tras 24 largas horas de jornada intensiva y vuelvo con un pensamiento en la cabeza...

Ayer acudió a urgencias una paciente refiriendo un dolor de cabeza intenso desde hacía días que no la dejaba dormir y que no le calmaba con nada, asociado a un cuadro vertiginoso y deterioro de su estado general. La paciente se mostraba muy nerviosa y afectada durante la entrevista. Tras la exploración le administré el tratamiento oportuno y le realicé las pruebas complementarias que necesitaba. No encontré alteraciones en las pruebas realizadas por lo que fuí a comunicarle que los resultados con la intención de remitirla al especialista para continuar el estudio de sus síntomas tras descartar la urgencia y la gravedad. Hasta aquí todo normal. 

Mi sorpresa fué al ir a hablar con ella. Cuando me acerqué, la paciente estaba visiblemente más tranquila y refería que se le había pasado el dolor de cabeza. Le dije que las pruebas habían salido bien, que estuviera tranquila y le expliqué el plan. Mientras me oía decir que la iba a mandar a casa volvió a ponerse nerviosa y comenzó a referir la misma sintomatología por la que había venido al inicio, pero si cabe, de mayor intensidad...Le pregunté qué le pasaba, por qué estaba tan nerviosa, le dije que no se preocupara que las pruebas habían salido bien...pero ella lo único que quería era que la ingresara en el hospital....

Y, ¿por qué puede una persona querer ingresar en un hospital si le están diciendo que está bien?: "Doctora, tiene que ingresarme, yo no quiero volver a casa y estar sóla...", eso fue lo que me dijo...

La paciente había quedado viuda hacía 3 años, y desde entonces vívia sóla. La acompañaba una mujer que dijo ser una vecina, tal como le pidió la paciente que hiciera. Resultó ser su hermana, que vivía al lado de su casa. Tras una larga conversación, accedió a contarme lo que sucedía. La paciente quería ingresar para llamar la atención de sus hijas, quienes cansadas de las llamadas de atención de su madre habían decidido darle la espalda y no la visitaban ni mostraban interés por sus preocupaciones. La única forma que se le ocurrió para recuperar su atención fué simulando una enfermedad, para que al estar hospitalizada no tuvieran más remedio que hacerle caso y venir a visitarla...

Intenté hablar con sus hijas por teléfono, para informarles de la situación, pero se negaron a hablar conmigo. Su hermana me explicó que la paciente le había pedido que dijera que era su vecina para que pareciera que estaba más sóla de lo que estaba en realidad, y así darnos más motivos para ingresarla, pero que vivían puerta con puerta y que ella cuidaría de su hermana.

Yo sólo soy una médico de urgencias, y no puedo resolver este problema desde aquí, un domingo a las once de la noche...tenía muchos pacientes esperando y no podía demorar más esta consulta. Inluso hablé con el psiquiatra de guardia, que me dió buenos consejos, entre otros me recordó que no le hacía ningún favor a la paciente si la ingresaba, pues tan sólo reforzaría su conducta de manipulación del entorno....si ya, eso es fácil de decir...pero que difícil es decirle a una paciente que te suplica que la ingreses con lágrimas en los ojos que se vaya a casa...qué difícil aunque sepas que es lo correcto....

Y yo me pregunto, ¿qué le pasa a nuestra sociedad? ¿cómo es posible que el sistema sanitario sea la solución para resolver un conflicto de familia? ¿Cómo es posible que la única solución que se le ocurre a esta paciente sea forzar a sus hijas a ir a verla por una enfermedad ficticia? 

Algo está cambiando, y no para bien, algo está cambiando en los valores y las relaciones interpersonales...y qué papel tenemos nosotros en esto? Pues no tengo una repuesta global, sino individual, supongo que cada uno debemos hacer nuestra propia reflexión, mirarnos a nosotros mismos y ser conscientes de lo que nos rodea. 

Y aunque la medicina de urgencias sea una disciplina basada en el tiempo y la capacidad de resolver problemas de forma rápida, no es siempre esa medicina la que necesitan los pacientes que acuden a los servicios de urgencias, no debemos olvidar que aparte de urgenciólogos somos personas, y cómo tal debemos tener presente la parte humanista de nuestra profesión.

5 comentarios:

  1. Conozco un caso parecido y como bien dices la gente parece que diciendo que tiene una enfermedad le van a hacer más caso en vez de afrontar los problemas de cara.

    Enhorabuena por el blog, me gusta mucho

    Un saludo

    WEB: http://www.TodoEmergencias.com

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  2. Muchas veces todo lo que podemos hacer es abrazar.

    http://pelladegofio.blogspot.com/2010/09/diagnosticos.html

    Un saludo y adelante con tu blog!

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  3. Y es que a los médicos os preparan para combatir la enfermedad, pero no os dan ni instrumentos ni tiempo para ocuparse del alma, de las emociones, de la psique, de los sentimientos, que forman una parte muy importante de estas situaciones. Os admiro, cuanto más os conozco, más os admiro

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  4. @doctorcasado: Gracias por el enlace, tienes razón a veces es lo único qu podemos hacer, pero no por eso es menos importante! Gracias por comentar y un saludo!

    @Pilar T: Muchas gracias Pilar, tienes razón, nadie te enseña en la carrera a ocuparte de estas cosas, y no debemos olvidar que las personas somos un todo...ójala tuviéramos más tiempo para actuar en este sentido, muchas veces los pacientes sólo necesitan que se les escuche. Gracias por tu comentario. Un saludo

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  5. Hay historias que te "pellizcan" el alma.La gente ya no es solidaria,ni tan siquiera la familia.
    El chantaje emocional con la salud lo realizan muchos pacientes con sus familiares,tensando tanto la cuerda que al final se rompe.
    Es como salir a buscar a la familia de alguien que está en el box y no encontrar respuesta,teniendo que ingresarla en la UCE para que pase la noche...Y lamentablmente sucede todos los días.

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