martes, 23 de noviembre de 2010

Enemigo al acecho

Últimamente no actualizo el blog con la frecuencia que me gustaría. Cuando comencé a escribir, hace tan sólo dos meses, estaba disfrutando de unas estupendas vacaciones, y tenía tiempo para escribir un post al día. Pero desde que me reincorporé de nuevo a la rutina diaria, con estos horarios tan anárquicos que llevamos los urgenciológos, me resulta cada vez más difícil encontrar el momento para aislarme un rato y disfrutar de este mundo del blog y las redes sociales. 

Tengo muchas ideas y temas para futuros post, pero digamos que me faltan horas al día para escribirlos, sinceramente admiro enormemente a todos los blogueros que son capaces de mantener el compromiso de publicar un post al día, me parece algo extraordinario.  

A pesar de todo esto, sigo con muchas ganas de escribir y compartir con vosotros mis inquietudes, así que, aunque sea con menor frecuencia, aquí seguiré siempre que pueda para charlar un rato...

Hoy sin ir más lejos, saliendo de guardia y aún sin dormir, siento la necesidad de escribir este post, y seguro que me acabará saliendo uno de esos post largos, de esos que cuestan de leer, pero es mucho lo que quiero contaros hoy....

Se acercó por los pasillos de urgencias un compañero y amigo, de poco más de 40 años de edad, gran profesional y mejor persona, tal y como ha demostrado cada día con sus pacientes...Hacía días que no le veía porque había estado de viaje, y me alegré al verle aparecer por urgencias, sin embargo no venía con buena cara.

En lugar de venir a contarme su viaje, venía a hacerme una consulta médica, la típica consulta de pasillo que nos hacemos los médicos unos a otros, pues al estar acostumbrados a estar en el otro lado, a veces nos cuesta actuar como pacientes. Me contó que desde hacía unos meses no se encontraba bien, me explicó sus síntomas restándoles importancia, aunque su cara traducía preocupación, la misma preocupación que yo sentí, cuando, tras pasarlo ya a una consulta normal, le exploré y me temí lo que no quería encontrar...

Efectivamente no fué difícil llegar al diagnóstico, se trataba de un cáncer en estadio avanzado. Con unas sencillas pruebas complementarias ya pude intuir el mal pronóstico que presentaba mi paciente, mi compañero, mi amigo...Como era de esperar, me pidió que le diera todos los detalles de los hallazgos de las pruebas complementarias, aunque a medida que le informaba él asentía con la cabeza como aquel que escucha lo que ya sabía, lo que estaba esperando oir antes o después...

Reaccionó sosegadamente, me explicó que ya se imaginaba algo así, que los síntomas habían comenzado antes de su último viaje, pero que había preferido disfrutar esos días antes de consultar, porque sabía que tendría tiempo para enfrentarse a esto, pero que no tendría mucho más tiempo para viajar, para disfrutar, para vivir...

Guardé la compostura todo lo que pude, conversando con él acerca de la vida y de la relatividad de las cosas, y haciéndome la valiente, tal y como estaba siendo él en ese momento...Finalmente le ingresé, para que pudieran completar el estudio necesario y comenzar el tratamiento oportuno. Él se fué a la planta, acompañado y arropado por su familia, con una expresión de serenidad que no me quito de la cabeza....y yo...yo me quedé ahí abajo, como siempre, intentando concentrarme y seguir con la guardia, pues aún me quedaban unas cuantas horas por delante...

De todo lo que hablé con él me quedo con unas ideas importantes; a veces pasamos mucho tiempo preocupados por cosas sin importancia, a veces vivimos tan deprisa que ni nos damos cuenta, a veces nos enfadamos por cosas absurdas, nos perdemos los detalles del día a día,  dejamos pasar oportunidades sin pensarlo y ni tenemos tiempo de arrepentirnos, a veces nos olvidamos de la suerte que tenemos por estar aquí y por la oportunidad que nos han dado de vivir nuestra vida,  de disfrutar de la gente y del entorno que nos rodea, a veces tu brújula se desorienta y pierdes el rumbo y dejas de ver lo importante, que no es otra cosa que disfrutar cada día de cada momento, porque cuando sientes que esos momentos llegan a su fin, es cuando sientes esa nostalgia y te das cuenta de estas cosas, te sientes tonto por haber desaprovechado tu tiempo preocupándote por una cosa o por otra, y te das cuenta de que todo en la vida es muy relativo, de que a cada cosa hay que darle la importancia que se merece...

A veces...a veces es uno mismo el protagonista de sus propias historias...

9 comentarios:

  1. Aprendí que nadie te avisa cuando vas a morir, que respirar es un milagro, que el latido del corazón calma mi alma ....
    Aprendí que aunque tenga que luchar a veces, la Vida no es una lucha ....
    Aprendí a escuchar el sonido de la lluvia, a ver el color de los árboles, a saborear el chocolate ....
    Aprendí que a veces no hace falta hablar, ni mirar, solo sentir .... un abrazo para ti.

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  2. ¡Cuánta razón!
    Vivimos como si tuviéramos otra para disfrutar. Y nos dedicamos a fastidiarnos esta.
    Es duro afrontar que puede no haber un mañana. Pero más duro es darse cuenta de que, encima, hemos dejado pasar tantos "hoy" que podríamos haber disfrutado.

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  3. ¡Hola!
    No dejes de escribir por favor, tu blog es muy interesante. Pero bueno, tampoco te presiones en escribir. :-)
    ¡Vaya historia que presentas hoy!
    De esas que nos hace re pensar en lo que hacemos y en lo maravilloso que es "un día normal" en nuestras vidas.
    Saludos!

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  4. @Juana: Me ha encantado tu comentario, gracias de verdad!

    @Lunares:Gracias por tus palabras, no dejemos que pasen cada uno de nuestros "hoy"

    @Rigo:Encantada de seguir escribiendo, sólo que más de vez en cuando, pero seguro que sigo, esto me viene genial para desahogame! Gracias por tus ánimos!

    Un abrazo a los tres

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  5. Ojalà pudiéramos aplicar todo lo que dices en tu último párrafo.Ojalá una muerte cercana sirviera precisamente para eso, pero creo que pronto nos olvidamos y seguimos con ese párrafo.

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  6. @ecriteriumes: Pues tienes razón! Ojalá....

    Gracias por tu comentario!

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  7. En vez de me gusta, debería poner "me encanta", tu blog.

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  8. Si volviera a nacer no me haría médico de nuevo. Profesión ingrata donde la haya. Los pacientes por norma general son impacientes, desagradecidos, maleducados, coercitivos. A veces pienso por qué tengo que malgastar todos los malditos días de asueto metido en consultorios destartalados y situados en parajes de eremita, o en servicios de urgencias colapsados por usuarios furiosos de antemano. ¿Qué sentido tiene procurar y fomentar la salud del personal si al personal no le importas lo más mínimo? Ahora tenemos la respuesta del sentir general de la población en la época de recortes a los sanitarios y de lo mal que han reaccionado contra nosotros como si de una profesión de tiranos se tratara la sanidad.
    El ejemplo que has puesto es sólo una gota en el oceáno de los muchos médicos que han tenido, tienen o estamos teniendo una profunda sensación de vacío. ¡!

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