Se trataba de un paciente de 45 años, padre de dos niñas, que había salido a correr por mañana antes de ir al trabajo, como cada día. Iba tranquilo, escuchando su música y repasando lo que le deparaba el día. Era temprano, aún no había amanecido, y había poco tráfico.
Distraído en sus pensamientos cruzó la vía por un paso de peatones, sin darse cuenta de que un coche se acercaba a toda velocidad....Todo fué muy rápido, salió despedido y fue a dar con la cabeza en un bordillo, sin llegar a darse ni cuenta...
Para mí acababa de empezar el día, empezaba mi jornada en urgencias con normalidad cuando llegó el paciente a urgencias. Presentaba un traumatismo craneal muy importante y estaba en coma, los primeros signos en la exploración indicaban el mal pronóstico. Rápidamente iniciamos las maniobras de reanimación necesarias y completamos la valoración con las pruebas complentarias necesarias...y confirmamos la sospecha inicial...el paciente estaba en muerte cerebral...
En estos casos como médico sientes una gran impotencia por no poder hacer más para salvar la vida de tu paciente, aunque a la vez eres consicente de que aunque esta puerta se cierra para tu paciente, otras puertas se están abriendo para muchos otros pacientes, que están gastando sus últimos cartuchos anotados en la lista de espera como receptores de órganos. Son las dos caras de la moneda, el fin de una vida, y el comienzo de otras...
Y llega el momento de hablar con la familia. Momento especialmente duro en el trabajo de un médico de urgencias. Por muchos cursos que hagas y por mucha formación que recibas para aprender a manejar este tipo de situaciones, nunca te parece suficiente....Cuando estás cara a cara y a sólas con la familia de tu paciente y tienes que comunicar una mala noticia como esta, ninguna palabra te parece la adecuada....
Cuando tienes que plantear a una familia que acaba de perder a su ser querido la posibilidad de la donación de órganos, piensas en muchas cosas y estás atento en todo momento tanto al lenguaje verbal como el no verbal, y algo que siempre me ha sorprendido gratamente es comprobar como la familia en muchas ocasiones se siente aliviada en cierta medida al escuchar esta posibilidad, pues de alguna manera piensan que al menos la pérdida de su familiar puede tener algún sentido, aunque sea para otros, y la violencia de la pérdida tan brusca, se torna de un cariz un poco más relajado y les deja cierta sensación altruista.
A mi paciente le tocó abandonar la partida de su vida, pero hay muchos otros ahí fuera esperando que están a punto de comenzar a "jugar". Muchos otros pacientes de otros médicos como yo que estarán agradecidos eternamente por esa nueva oportunidad que les brinda la vida, que les brindan personas anónimas como mi paciente, regalándoles días para disfrutar con un nuevo corazón, un nuevo riñón o unas nuévas córneas...
Os dejo un fragmento de la película "Todo sobre mi madre" de Pedro Almodóvar donde se aborda el tema de la donación de órganos.
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Está claro que la manera de raccionar de esta familia es una manera muy sana de hacerlo, ya que encuentran un sentido a tan lamentable y brusca perdida de su ser querido, que además es un hecho tan inesperado que de por sí no tiene ningún sentido para ellos.
ResponderEliminarEsta manera altruista de actuar por parte de familiares de potenciales donantes cadáveres de órganos cada vez está más extendida, y gracias a ello, cada vez se salvan muchísimas más personas que si no fueran por estos familiares, muchos de ellos no tendrían ninguna oportunidad.
Igualmente, creo, al igual que el Documento de la Voluntades Anticipadas, hacer incapié en el carnet de donante, evitando así el mal trago de la familia de decidir o no la donación de organos de su familiar fallecido, ya que aveces, aún queda aquello de "van a profanar el cuerpod de mi...".
Además, habiendo un documento donde el fallecido expresó su voluntad de ser donante, aliviará un poco la carga del facultativo que ha de comunicar a la familia la posibilidad de que su pariente sea donante.
Si algo no envidio para nada de los médicos es cuando han de comunicar un mal pronóstico, un fallecimiento o tener que pedir el consentimiento a la familia para donación de órganos.
Pues tienes toda la razón en eso de que es muy importante potenciar que los pacientes se hagan el carnet de donante si ese es su deseo, estoy totalmente de acuerdo en q es una forma de aliviar la carga de la familia y de los profesionales sanitarios...ójala se potencie mas todo esto, igual q el documento de voluntades anticipadas...
ResponderEliminarComo siempre, gracias por comentar!
Un abrazo